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"NO TENGÁIS MÁS ASUNTOS QUE LOS DE LA CARIDAD, NI OTROS INTERESES QUE LOS DE LOS DESDICHADOS." J.B. Delaveyne

sábado, 8 de diciembre de 2012


MI EXPERIENCIA COMO VOLUNTARIA EN LA RESIDENCIA SAN IGNACIO

CON LOS ENFERMOS MENTALES

Esta residencia, fundada por Carlos Abaitua, alberga a 26 enfermos, hombres y mujeres de edades comprendidas entre los 25 y 60 años, que viven en régimen de internado, atendidos por Monitores y gente voluntaria.

Son muchas las actividades que realizamos con ellos, entre ellas la música y el cultivo de la poesía, con el fin de mantener la mente despierta y el corazón alegre.
En algunas ocasiones también participamos juntos en la celebración de la Eucaristía, un encuentro con el Señor, muy favorecedor.

Tampoco dejamos de celebrar las Fiestas como los Carnavales con disfraces diseñados para la ocasión, y cómo no celebrar la fiesta de San Prudencio, patrón de Vitoria, y confeccionar los bonitos tambores.
Residentes, monitores y voluntarios, tratamos de VIVIR con todas las letras.

La V de vivir (con mayúscula)
La I de ilusión
La V de verla grandeza de la existencia
La I de inventar una sonrisa cuando la vida te ciega
La R intercalada de sonreír y disfrutar

Yo, voluntaria en este Centro, veo que los residentes, cuando están en paz, tranquilos, son comunicativos y afloran sus sentimientos más profundos, hasta expresando lo que echan en falta: -"¡Cómo me gustaría vivir en familia, tener pareja e hijos!"

Reconocen también sus límites: - "Somos unos privilegiados, no nos falta nada, pero la enfermedad puede con nosotros"
Al mismo tiempo y a pesar de toda la carga de sufrimiento que llevan y expresan, tienen salidas graciosas y pasamos buenos ratos con ellos. Sus dichos sinceros nos invitan a amarlos de corazón.

En general son agradecidos, bondadosos y generosos, y son ellos/as los que me provocan a entregarme y vivir en gratuidad sin quejarme.De ellos aprendo también a estar vigilante para descubrir su estado de ánimo.
Tienen momentos de mucho silencio en los que hablan sin palabras, y otros, que gritan para ser escuchados. Quizás, éste sea el momento en el que intuyo con más fuerza lo que es la Pasión de Dios para el hombre, sintiendo cómo son acogidos por la Ternura de Dios, y en medio de mis resistencias, me siento invitada a dejarme atravesar por su poder de Resurrección.

Unas veces por prudencia y otras por miedo, resulta difícil llegar hasta el final de mi entrega y, en ocasiones, llegar a manifestar la ternura del Padre.

Concluyo diciendo que ¡son geniales!, que, a través de sus gestos, aprendo la humildad, la solidaridad, el perdón,… que estar con ellos compartiendo mi tiempo es un regalo y doy gracias a Dios por cuanto recibo de ellos.
                                                                             Nieves Leibar