Ayer vivimos la Vigilia preparada
por el equipo de PJV Confer Castellón, en la que participaron unos 70 jóvenes
de diferentes pueblos de la diócesis, de los diferentes grupos y movimientos.
Comenzamos la Vigilia,
con toda la Iglesia a oscuras, en silencio. Con la representación
a través de sombras del texto de Lc 7,36-50 (el encuentro de Jesús
con la pecadora en casa de Simón), narrado en primera persona por la mujer, en
voz en off.
A través de la cual
descubrimos la mirada de Jesús,
su mirada a cada persona desde el corazón… su gran amor.
Nos sentimos invitados/as
a acercarnos a ese corazón compasivo de Jesús y a entrar en diálogo con Él
desde nuestra vida.

(Preparación y actores)

Después dimos el paso de poner
el corazón en la realidad. Contemplamos nuestro mundo y sus
realidades. Fuimos abriendo el oído del corazón para escuchar la realidad de
nuestro mundo que sufre, que necesita miradas y manos compasivas. Se nos invito
a desplazarnos y poner luz en esas realidades. Mientras íbamos cantando “Sois la sal que puede dar sabor a la vida. Sois
la luz, que tiene que alumbrar, llevar a Dios”.
Invitados/as a descubrir
a Cristo Resucitado en las llagas de nuestro mundo, a tocarlo, dejarnos tocar…
Al final de la Vida… “Al final de la vida me preguntarán: ¿Has amado?
Y yo no diré nada. Mostraré las manos vacías y el corazón lleno de nombres” Pedro
Casaldáliga.
Tras acoger la Palabra, la realidad,
nos dejamos cuestionar por el Padre, ¿dónde está mi
corazón?, ¿cómo miro la realidad, a las personas
que viven esa realidad? ¿A qué me invita Jesús esta noche?. Hicimos
memoria, tomamos conciencia de los nombres que van quedando en nuestros
corazones. Y fuimos escribiendo esos nombres en un corazón grande.
Terminamos
con la danza contemplativa de bendición. Miramos
nuestras manos, y con ellas bendecimos a los más cercanos, a los más lejanos, a
la tierra, (justo ayer, el día de la tierra).









